Todo empezó con un carpintero Filandés hambriento y un cuchillo
Fue en la década de 1930, cuando un sencillo pescador observaba un fenómeno también sencillo. Los peces grandes se comen a los pequeños, sobre todo si éstos están enfermos o heridos.
Así comenzó la mayor historia de pesca jamás oída. Lauri Rapala pescaba en las aguas del lago finlandés Paijanne, remaba silenciosamente y observaba a los peces, cuando vio como un depredador hambriento se lanzaba hacia un banco de alevines y atacaba a aquel que nadaba tambaleándose ligeramente. Esto sucedía una y otra vez.
Lauri Rapala se dió cuenta de que si conseguía construir un señuelo que imitase los movimientos del pez herido, podría pescar más peces, ganar más dinero, y no perder el tiempo echando el cebo constantemente. Así Lauri se puso a trabajar, troceó, talló y pulió hasta que el señuelo comenzó a tomar forma. Empleando un cuchillo de zapatero y papel de lija, confeccionó su primer señuelo de corcho en 1936. La superficie del señuelo estaba fabricada con el plástico de las chocolatinas y la capa protectora con negativos fotográficos fundidos. Lo más importante, este señuelo imitaba perfectamente las acciones del pez herido. La leyenda cuenta que en ocasiones, con su nuevo señuelo, Lauri llegaba a atrapar 300 kilos de pescado al día y al difundirse esta noticia, creció también la reputación del señuelo. El resto, como dicen, es historia.
El primer señuelo:
Ese primer señuelo fue el antepasado del señuelo que más que ningún otro, ha permitido a más pescadores experimentar la emoción de grandes capturas; el legendario Original Floating Rapala.
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"El movimiento que los peces no pueden resistir"
Al mismo tiempo que pescadores de todo el mundo atrapaban más peces y de mayor tamaño con el señuelo de Rapala, se hizo evidente que era el movimiento tentador del cebo y su tambaleo lo que hacía picar al pez. A pesar de que los peces del mundo son muy diferentes, tanto los depredadores como los cebos actúan de manera previsible. Los grandes se alimentan de los pequeños. Es por esto que Lauri probaba cada señuelo, para asegurarse de que nadaba acorde con el movimiento genuino de un pez herido.
Otra generación de señuelo nada que ver con el primero
El último señuelo de la marca Rapala 2011 "Max-Rap"
Los pescadores Rapala pescan el mundo
Hay una razón por la que cada vez más pescadores de todo el planeta confían en Rapala. Es una confianza que alcanza a 140 países y se confirma cada año con la venta de 20 millones de señuelos Rapala.
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