Para empezar tenemos que entender al pez, ponernos en su piel para de esa forma poder llegar a saber el cómo, el dónde y el cuándo buscarla. Siempre que vayamos tras la reina, hemos de tener en cuenta muchos factores: climatología, mareas y actividad de los peces entre otros. Las mejores horas suelen ser el orto y el ocaso, ese momento mágico entre cambios de luz los aprovecha la robaliza para hacer sus cacerías aumentando normalmente su actividad. La escasez de luz ayudará a que la robaliza no recele en exceso de nuestros señuelos siendo más fácil engañarla.
La Robaliza no es un pez al que le gusten las carreras prolongadas tras una presa. Gusta más de acecharlas entre la espuma de las olas y aguas movidas, así como canales entre rocas y praderas de algas, por lo cual más de una vez estaremos arriesgándonos y deberemos tener mucha precaución . Es común que se sitúe también en corrientes a la espera de lo que le viene a la boca. Es un pez oportunista con un abanico alimentario muy amplio. Lógicamente, debemos buscar robalizas allí donde pueda haber alimento, por lo tanto, tendremos en cuenta los factores estacionales a la hora de decidir el escenario. También las corrientes son decisivas y puede que en varios días estén lejos del alcance de nuestras cañas y estén comiendo a una distancia considerable
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